Lideres Políticos - Dictadores
Todos los poderosos son dictadores. En la llamada democracia los dictadores se imponen en sus respectivos corrales. Aunque al comienzo aparezcan como propuestas nobles y constructivas luego muestran sus aristas negativas. Líderes desequilibrados, inescrupulosos, egocéntricos en extremos, pueden imponer sus objetivos generando, al final, terribles consecuencias para sus pueblos.
Fue lo que aconteció con Hitler, y, en menor medida, con Stalin, en el sig. 20. Por haber promovido enormes mudanzas en la economía de sus respectivos países, en una primera etapa, mas llevados por un carácter ambicioso, desprovistos de un básico sentimiento de buena voluntad y justicia, terminaron por imponer las peores aberraciones a sus pueblos. Lo notable es que estos dos líderes fueron idolatrados por sus seguidores, por lo menos en una primera etapa, no tanto Stalin que siempre fue bastante reservado, con más astucia que carisma., pero sí Hitler, que era igualmente astuto –parece ser este un rasgo distintivo del hombre político- y con una oratoria muy oportuna en las circunstancias que vivía la Alemania de su época.
Es ingenuo pensar que este tipo de hombres es algo insólito; los dictadores, tan frecuentes en los países subdesarrollados de África, de América Latina, de Asia, no son menos duros e implacables como los dos mencionados arriba. En diciembre de 2006, fue ahorcado un dictador atroz en Irak. Sus seguidores juraron venganza. ¿Imagina usted el poder que ejerce este tipo de líderes en pueblos acostumbrados a las peores formas de opresión política y religiosa?
El hombre-mosca está siempre presente en los altos mandos. Está dominado y dirigido por un ego insaciable. Cuanto más alto está en la esfera del Poder más desconfiado y medroso se torna. Termina desconfiando hasta de su único amigo fiel, su cachorro. Nadie más es su semejante, este es su drama y su mayor fracaso.
En su torre de acero sueña con nuevas conquistas, pero la única conquista que menosprecia no lo atrae, la conquista de sentirse apenas un hombre entre los hombres, con sus contradicciones y debilidades, con sus pequenos éxitos y las infaltables derrotas.
Todos los poderosos son dictadores. En la llamada democracia los dictadores se imponen en sus respectivos corrales.